¿Tú también estás cansado de las noticias?🗞 🥱
Hola👋, por aquí Víctor, de Tierra B. Ya sabes, la newsletter en la que intentamos entender mejor el mundo mirando la cara B de las cosas.
Llevo el último mes peleándome para enviar una nueva edición de esta newsletter, pero no ha podido ser. Tenía dos temas casi preparados, con las fuentes buscadas, pero algo de exceso de trabajo ha hecho que no acabara de sacar tiempo para ponerme a escribir.
Hoy no quería faltar a la cita, y quizá pueda ser el origen de un formato menos extenso, quizá más adecuado para el verano que acaba de empezar, por lo que te pido que, si te gusta, me lo hagas saber respondiendo a este mail.
Y ahora, vamos con la pregunta que te proponía: ¿Tú también estás cansado de las noticias?
Infoxicación por sistema
Durante los últimos meses he tenido la sensación, hablando con amigos, de que todo el mundo en general está algo quemado de escuchar, ver y leer noticias. De forma especial con los medios tradicionales, pero también con creadores independientes incluso.
Hasta en mi caso, siendo periodista, he reducido notablemente mi dieta mediática. Ahora podría decirse que es hipoinformativa, sobre todo teniendo en cuenta a lo que me dedico.
Poniéndome de ejemplo, desde el inicio de la pandemia —ahora iremos con ella porque es la madre del cordero— la he reducido bastante. He pasado de consultar unos 20 diarios online fácilmente entre extranjeros y nacionales al día a, prácticamente, leer tres newsletters y dar un vistazo por dos o tres diarios. Te puede parecer mucho la cifra inicial, pero parte de mi trabajo consiste, justo, en estar informado.
Y, como digo, me da la impresión por lo que comento con gente cercana que todos más o menos hemos bajado el pistón en cuanto a consumo de información, al menos, generalista. Pues bien, ahora hay datos que corroboran esta sensación que seguramente teníamos todos.
Según el instituto Reuters, España es uno de los países en los que más cae el porcentaje de población que se declarara “muy interesado en las noticias”, y también donde más crece el porcentaje de los que, directamente, dicen que “huyen de las noticias”.
El mayor problema de esto son los espejos de los países donde esa relación con la información de actualidad se dio antes. Reino Unido (Brexit) y Brasil (Bolsonaro) tuvieron caídas similares antes que España.
Te dejo un par de gráficos del estudio.
Porcentaje de población por países que activamente trata de huir de la información, y su evolución.
Porcentaje de países con mayores y menores descensos en porcentaje de población que declara estar interesada o muy interesada en seguir las noticias.
Cada vez estoy más convencido de que la pandemia y el confinamiento cambió nuestra relación con los medios en general. Una relación que venía ya muy tocada de antes, en cualquier caso.
Recuerdo estar en casa, encerrado con mi pareja —aunque al tener en la familia un perro podíamos salir, fuimos unos afortunado— y ver las noticias como si fuera un marcador de fútbol. Pero con muertes y contagios.
“España bate su récord de muertes con 800 fallecidos en un día por COVID”.
Los medios online batieron durante el confinamiento todos sus récords de audiencias. Las teles, más de lo mismo. Por la crisis de anunciantes esto no se tradujo en grandes ingresos, pero sí en inventario. El inventario es un concepto de audiencias que quiere decir acumular número de usuarios para, pasados esos picos, decir que X web o X medio tiene X millones de usuarios.
Vamos, salir con cifras ridículamente altas del confinamiento para situarse líderes de audiencia y después decírselo a los anunciantes. Tanto en medios como en televisión. La televisión se las trajo especialmente, en mi opinión.
Fueron audiencias de récord cimentadas bajo la ansiedad de la población en general.
Y eso, luego, pasa factura.
Hoy todos andamos algo más asqueados en general de los medios. De cómo se ve de qué pie cojean. De lo que se repiten. De cómo toman un tema y lo exprimen hasta que dejamos de empatizar con él. Pero también de la información en general. De los supuestamente informadores independientes incluso, de los youtubers y podcasters. De cómo ver de qué pie cojean también.
Y ahora, ¿cómo lo arreglamos?
Los datos de Reuters demuestran que solo algunos de los maravillosos países nórdicos han mantenido porcentajes más sanos de interés por las noticias. No sé qué habrán hecho para mantenerse. No sigo la TV noruega, por desgracia.
Lo que sí que sé es que en España no se hace tan mal. Estoy algo cansado de la reverencia continuada a modelos como el del Times o The Guardian. Medios que reciben dinero de benefactores en buena parte. Las fundaciones, y más cuando hablamos de colocar mensajes, también tienen sus vicios.
Pero está claro que hay algo roto.
Los muros de pago que hay en muchos diarios no evitan que los titulares de cualquier noticia deban tener circulación. Antes era en Facebook y ahora es en Google Discover. Por mi experiencia, el amarillismo ya no triunfa tanto entre los algoritmos, pero la simplicidad, sí.
Y, nos guste o no, informarse, y formarse una opinión, es complejo y cuesta esfuerzo por nuestra parte.
Además, los muros de pago también, siempre en mi opinión, provocan cámaras de eco. Nadie paga por cuatro diarios para tener información contrastada. Esto no va de Netflix, Disney Plus y HBO. Ojalá.
Estoy de acuerdo con una cosa: hay ciertos temas donde, si no nos incumben, es mejor pasar de ellos. Ejemplo: el día que Messi se fue del Barça. Pasaron como dos años con rumores. ¿Te gusta mucho el fútbol? Quizá lo siguieras o lo sufrieras. A mí, que me da bastante igual, me dio lo mismo pasar del punto A (Messi en el Barça) al B (Messi fuera), por lo que me ahorraba cualquier información deportiva sobre un nuevo rumor durante esos dos años.
Pero hay otras cuestiones donde no estar informado sí que puede ser peligroso para todos. Principalmente porque nos encierra en nuestra cueva. Nos hace egoístas. Ingenuamente egoístas.
Por desgracia, los países en los que la gente huye de las noticias tienden al populismo y el egoísmo, como se ve en los datos de Reuters.
“Con que vaya bien a los míos y a mí…”. Me he sorprendido diciendo eso yo mismo más de una vez.
Una propuesta de dieta informativa
Por eso, y ya cierro, si eres de los que has reducido hasta la práctica nada tu consumo de noticias, te animo a hacer un ejercicio.
Es simple. Escoge tres fuentes de información y basa tu dieta en ellas.
— Una fuente (diario o no) de tu cuerda
— Otra (la más importante de todas entre las que elegir) que no sea de tu cuerda, pero a la que des credibilidad
— Y una tercera que te estimule o que sea alternativa
Repito que estar informado requiere esfuerzo. Formarse una opinión que tenga sentido como para decirla al resto, más.
Siento por la parte que me toca cómo los hacemos los medios, que no está bien. Pero tampoco todo está perdido.
Hasta aquí todo por hoy.
Nos leemos, si quieres. Y espero cualquier comentario, opinión o apunte con los brazos abiertos. Solo tienes que responder este mail. Estoy al otro lado.
Si te han reenviado este mail o has llegado a esta edición por alguna vía, que sepas que puedes suscribirte para recibir los siguientes envíos
aquí
.
Que tengas buen día.
Víctor