Con Hitler y Putin como copilotos🚗
O como la energía puede cambiar los discursos de países y de todos nosotros sin darnos cuenta.
Tiempo de lectura 10’⏳ (¡Pero hay versión resumida!)
La Guerra de Ucrania ha convulsionado todos los mercados económicos. La inflación -que ya venía al alza- se ha disparado elevando los precios de combustibles y alimentos y, sobre todo, ha puesto a toda Europa frente al espejo a la hora de decidir sobre sus relaciones con Rusia, ligadas irremediablemente por la necesidad de gas.
Alemania se ha posicionado con una postura incómoda ante la realidad con la que convive: si renuncia al gas ruso, su economía se resentiría e incluso obligaría a su población a pasar frío.
España, aunque depende menos del gas ruso, también se ha encontrado con este contexto con los precios de la energía ya por las nubes.
El debate sobre la nuclear como mal necesario hacia la independencia energética está más vivo que nunca con Francia haciendo valer su posición como principal defensor en medio de elecciones internas.
Y mientras se acaban de romper lazos con Rusia o no a nivel energético, Estados Unidos se ha convertido en el suministrador extra que Europa necesita, haciendo llegar barcos gasísticos al Viejo continente.
Ah, y, en paralelo, Estados Unidos también ha reabierto relaciones comerciales con Venezuela para también prevenir problemas con el petróleo.
La necesidad de cubrir necesidades energética -valga la redundancia- hace que los estados busquen nuevos compañeros. Y eso me ha llevado a recordar un viejo póster propagandístico que ahora podría tener una nueva versión…
Hola y muchas gracias por recibirme en tu buzón👋. Soy Víctor Millán, y esto que estás leyendo es Tierra B, una newsletter en la que miramos la cara B de las cosas para entender mejor el mundo. Si te han reenviado este correo o te ha llegado por cualquier vía, puedes ver de qué va esto aquí y si te gusta, suscribirte aquí.
Esta edición va sobre la ilusión del decrecimiento y de cómo mantener nuestro nivel de vida nos hace que nos dé un poco igual todo a nivel macro, aunque los ciudadanos a veces no seamos conscientes de esos bailes de salón.
Lo que en un momento rechazamos, se vuelve después algo justificado. Y lo que no nos parece necesario, se vuelve después algo recomendado. Ahora lo verás.
Vamos con ello.
En pocas palabras (TL;DR)
Desde el comienzo de la Guerra de Ucrania los avisos por parte de autoridades para que los ciudadanos cambiemos nuestros consumos no han cesado.
El conflicto ha cambiado los aliados energéticos, con Estados Unidos como nuevo gran suministrador de la UE
El fracking, prohibido en España y renegado en Europa, es el método por el cual se produce buena parte de ese nuevo gas que ahora necesitamos
Si quieres saber más, aquí te cuento la historia completa.👇
Llevando a Hitler, y ahora a Putin, de copilotos
El póster que he recordado es este que puedes ver aquí abajo. Se trata de un diseño propagandístico estadounidense dibujado en 1943 por el ilustrador Weimer Pursell, que, en medio de la II Guerra Mundial, relacionaba no compartir coche con estar apoyando a Hitler y los nazis.
Bajo el mensaje “Cuando conduces solo, lo haces con Hitler [de copiloto]”, se trataba de trasladar a los ciudadanos yankees que, si gastaban en exceso combustible en sus transportes diarios, estaban dejando desprovistos del mismo bien a su ejército en la guerra y, por lo tanto, beneficiando al enemigo.
Las peticiones a la carestía durante tiempos de conflictos son tan antiguos como los propios conflictos. De asedios donde tocaba recortar la comida y el agua, cortes de electricidad, pasando por la reconversión de fábricas e industria de todo tipo para producir armas.
Pero, por nuestro bien, hacía mucho tiempo que no las oíamos.
La invasión de Ucrania por parte de Rusia y todo el contexto comercial y económico que ha provocado ha hecho que, por primera vez en mucho tiempo, organismos como la Comisión Europea, la Agencia Internacional de la Energía o el FMI hayan hecho llamamientos o, como mínimo dejado caer, que toca gastar menos gas, “bajar la calefacción” o dar por hecho que tocará hacerlo si se quieren cortar los gaseoductos con Rusia. De nuevo, cambiar nuestro consumo para no tener, ahora, a Putin de copiloto.
Principios energéticos… Hasta que hay necesidad
Este llamamiento generalizado a cambiar los modos de consumo a la población en épocas bélicas es lo que es únicamente por su situación de emergencia.
Te dejo dos preguntas del estilo ‘y si…’:
¿Y si desde los años 50 Estados Unidos hubiese mantenido en marcha campañas de concienciación para viajar en transporte público o compartir coche y no hubiésemos esperado a la era de Uber o Blablacar o el auge de la bici urbana?
¿Y si Europa y Alemania hubiese trabajado por la independencia energética mucho antes?
Que la Guerra de Ucrania, eminentemente también un conflicto energético, haya coincidido con un nuevo informe sobre el Cambio Climático del IPCC que alerta de que no vamos nada bien, acaba de darnos la pincelada sobre este cuadro. Se pide a la población reducir su gasto de energía y combustibles fósiles en un momento de conflicto, pero no se alienta como debería a largo plazo.
[Interludio no solicitado]
En particular, tengo una postura ambivalente con respecto a las teorías decrecentistas o decrecionistas -aquellas que piensan que el progreso debe quedar en un segundo plano, o incluso retroceder, si este implica el agotamiento de recursos naturales-. Sobre todo, porque me parecen algo ilusas si pensamos que el conjunto del mundo va a renunciar a un ápice de comodidad.
La prueba, en mi opinión, es que si tuviéramos cierta voluntad de renunciar a algo que ya tenemos por un bien común mayor algunas zonas de África y otras regiones no estarían como están, independientemente del problema climático.
Por eso, quizá, que salgan a la palestra ahora, para olvidarse si mañana Rusia vuelve a encerrarse en sí misma, me molesta un poco.
[Fin del interludio no solicitado]
Como hemos dicho, Alemania es la más dependiente y la que seguramente esté quedando más retratada. Se calcula que desde que se conoció la masacre de civiles en Bucha, hace dos semanas, Berlín ha comprado gas a Moscú por valor de 1.500 millones de euros.
Pero en este juego de intereses estamos todos metidos. Hasta el 40% del gas que se consumía en Europa procedía de Rusia hasta hace nada. La UE ha puesto en marcha sus medidas para ser independiente de Rusia -vía renovables, quién sabe si con más nuclear y con nuevos proveedores- en unos años. Pero la cosa costará.
Por el camino, Estados Unidos ha aumentado un 40% su exportación de gas hacia Europa, en gran medida procedente de técnicas como el fracking, criticada durante años por su enorme consumo de agua y los problemas que puede desencadenar bajo tierra.
Hace unos años cubrí como decenas de municipios españoles se declaraban libres de fracking cuando se intentaron impulsar proyectos aquí. Ahora, este gas procedente de fracking, se importa desde Estados Unidos, que ha pasado de proveer un 6% del consumo de gas a España a más de 30% en lo que va de año. Al otro lado del charco, Biden, a pesar de su política y promesas también contra estos métodos, ha aumentado los permisos de perforación, encontrando confrontación en estados como California.
Quizá no llevemos a Putin de copiloto, pero de esta crisis todos los estados están saliendo contradiciendo sus promesas y dejando claro, una vez más, que todo lo que no se ha andado durante años hacia una generación energética más coherente y responsable, siempre nos va a pasar factura.
Puedes ver todos los enlaces y fuentes utilizados para esta edición aquí.
🌍Y mientras, en la Tierra B...
Vamos con los avisos parroquiales.
Esta newsletter llega en domingo y no en sábado, como comenté al ponerla en marcha. Sigo haciendo pruebas para ver qué horario parece mejor y también se adapta mejor a mi rutina. Lo único fijo, por ahora, es que llegará cada 15 días los fines de semana. Por favor, si tienes alguna preferencia, házmela saber.
¡Y algo muy importante! Esta semana, en concreto el lunes, se publica una entrevista sobre Tierra B en Escuchando Newsletters, el podcast de Chus Naharro, una de las referencias de este formato/canal en España. Si te interesan y te gustan las news, puedes echarle una oreja a su podcast porque ha entrevistado a gente muy muy buena.
He dedicado a preparar y escribir esta edición algo más de 2,5 horas, más tres paseos con Vito, mi perro, asesor y jefe en la sombra🐕.
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Nos leemos, si quieres. Y espero cualquier comentario, opinión o apunte con los brazos abiertos. Solo tienes que responder este mail. Estoy al otro lado.
Que tengas buen día.
Víctor